18.1.10

Atraso centralizado

En ocasiones incontables, escuchamos ciudadanos decir: Hace falta un Trujillo. En mi caso particular a esta persona lo tomo por un azotado dando un grito desesperado.
Desafortunadamente en Republica Dominicana mantenemos una estructura gubernamental centralizada, que se corresponde con un orden dictatorial bajo una “democracia”, con esta estructura todo gira en torno a un presidente que ahoga los demás gobiernos. Para explicar que quiero decir con demás gobiernos vamos a tomar como ejemplo una provincia cualesquiera, aquí encontraremos un gobernador impuesto en la provincia por conveniencia del presidente de turno, el cual no tiene una clara designación de verdaderas funciones. En este sentido, para hablar de democracia y libertad, además de una verdadera representación de la ciudadanía, deberíamos tener otra estructura de gobierno, la cual no debe ser impuesta sino electa.

Quiero aclarar que de ninguna manera estoy proponiendo que sea la elección de un gobernador, no, de ninguna manera, ya que esto no cambiaría nada. Vamos a tomar en cuenta que los municipios en estos momentos no tienen representación a nivel provincial, siendo muchos de ellos marginados o echados al olvido por no estar bajo la gracia de este o aquel gobernador. En mi opinión, considero que la verdadera estructura de un gobierno provincial, con roles claramente definidos, debe ser aquel por representación municipal, de esta forma todos están integrados a una misma política de desarrollo.

En cuanto a su periodo no creo prudente que sean menos de seis años, y así cada dos años se escoge de entre sus miembros un presidente que fungiría como ejecutivo.
De esta forma el desarrollo de una provincia no estará sujeto a la voluntad del gobierno central y el presidente de turno, y las provincias tendrán quien reclame por ellas y a quien reclamar por las inversiones que se adjudiquen o no. Bajo esta estructura propuesta, las provincias podrán crear los cuerpos y mecanismos de seguridad para crear un ambiente propicio para atraer residentes con un estilo de vida y una visión de desarrollo, creando entre las provincias una sana competitividad de progreso y dejar de ser mendigos de un medalaganario gobierno central.

Este sería un tema para tesis por su extenso cuerpo, pero quise a vuelo de pájaro comentar sobre como la centralización gubernamental limita el desarrollo de muchas provincias, haciendo inversiones con intereses que se evidencian como personales, ya que alguien congraciado con el gobierno central de turno debe promoverlo, y para eso ya se puede imaginar todo lo que hay de por medio.

Para concluir este comentario, le pido estimado lector que medite un poco en lo anteriormente expuesto, y no se quede callado.